Regalo
















Regalo, s. Objeto de cambio por medio del cual se solicita, aunque no siempre se obtiene, el afecto, la aquiescencia, el sometimiento o la fidelidad de otra persona. Aunque el comercio estipula diferentes fechas del año para promover un vuelco de ventas a su favor, también suele utilizarse por libre para paliar desafectos de los hijos, compensar desencuentros con los amigos o aplazar crisis en las relaciones de pareja. Si bien da la impresión de que es un acto de desprendimiento y generosidad, el regalo siempre propone implícitamente una contrapartida. También se lleva mucho el regalo como premio, pero con frecuencia suele ser un arma de doble filo, pues a la vez que ensalza el esfuerzo y el mérito del fin conseguido por un individuo se le exige de esa manera que vaya a más, de tal modo que al final más bien parece que el regalo lo está haciendo quien lo recibe. 

Como valor de trueque, el regalo alcanza cotas ilimitadas, siendo muy usado en nuestros días en el mundo de los negocios, entre los negociantes y ciertos servidores públicos que se creen que cortan el bacalao. De tal modo que suele practicarse a cambio de obtener una concesión de obra o un contrato de servicios, pero en este caso se le denomina de forma más precisa, por ejemplo con la floritura jurídica de cohecho, aunque en la calle se le siga llamando soborno.

"- El consejo de administración está dispuesto a obsequiarle a usted y toda su familia con un viaje a las islas paradisíacas del Pacífico Sur.

 - Oh, son ustedes tan amables, pero si no he hecho nada especial para merecerlo.

 - También pondremos a su disposición el último modelo de la gran marca sueca de automóvil-

 - Por Dios, esto ya es demasiado, si yo todo lo que hago es por servicio a mi patria. 

 - Y esperamos que siga haciéndolo. Nosotros sabemos premiar a los verdaderos patriotas."


  

Amor




Amor, s. Término impreciso y difuso que igual sirve para un roto que para un descosido. Tan pronto se aplica a los que te simpatizan como a los que aburren cuando no incluso a los que aborreces. Con aquellos seres a los que quieres de verdad no debería ser necesario siquiera pronunciar la palabra, pero no hacerlo suele ser tomado como señal de que ha desaparecido el suelo bajo tus pies. De ahí que la mayoría de los mortales invoquen el término una y otra vez, por aquello de que hay que demostrar sinceridad de sentimientos, al estilo de la pureza de sangre que los conversos se veían obligados a probar aunque fuera mentira. La repetición caprichosa y sine die del término acaba invocando carencia más que abundancia. No sé si es en el libro sagrado llamado Eclesiastés donde se reproduce una cita célebre sobre el amor: vaguedad de vaguedades, todo vaguedad.


Hipocondríaco




















Hipocondríaco, s. Habitante fantasioso del zoo humano que vive pretendiendo sentirse mal sin dar tiempo a comprobar lo que le sienta bien. Obsesionado con que la salud es una carga no vacila en adjudicarse una enfermedad ante el más leve síntoma de disfunción de su cuerpo. En contra de lo que puede parecer, este tipo de individuos se siente enormemente frustrado cuando le comunican que tiene un tumor, por ejemplo. Por lo que es frecuente que clame una y otra vez de modo recurrente: no puede ser, pero si era solo un juego, en lugar del esperado: ¿veis?, ya os lo decía yo. 




Amor



Amor, s. Concepto muy valorado en mercadotecnia. Especialmente en vigor en determinados días del año en que se evoca a la novia, a la esposa, a la madre, al padre y, cómo no, a los hijos para tenerlos contentos. Más allá de esas fechas suele quedar en la penumbra.




Espionaje
























Espionaje, s. Uno de los motores de la historia, para bien o para mal. En su acepción estadounidense, muy ratificada en nuestros días, consiste en el procedimiento por el cual nuestra seguridad (la de ellos) es la inseguridad de los demás (la nuestra)


ver también espía.




Espía



Espía, s. Señor o señora que se mete en vidas ajenas pero no solo por el placer de enterarse de lo que se cuece en ellas.

ver también espionaje.





Verdugo




Verdugo, s. Víctima que huye de modo desesperado de su propia condición, situándose en el extremo opuesto. Normalmente, este tipo de personajes busca salvar su vida convirtiéndose en engranaje de la maquinaria que la destruye. Puede que durante un tiempo crean que les va bien, pero suelen estar abocados a habitar nuevamente su vieja condición si a la maquinaria no les sirve.

"A punto de ser ejecutados en la guillotina, dos reos hablan parcamente entre sí:
- ¿Qué has sido en esta vida, compañero?
- Víctima; toda la vida lo he sido, sometido y castigado por tirios y troyanos. ¿Y tú?
- Yo, doble víctima, y también durante toda mi existencia miserable.
- ¿Y cómo es eso?
- Ya ves, primero fui de los perseguidos, después estuve con los que perseguían, y ahora de nuevo he vuelto a mi estado anterior.
- Ah, un viaje de ida y vuelta (con sarcasmo)
- Más bien un viaje para no llegar a ningún lado. O sí, a esto."




Competencia
























Competencia, s. Ley de la destrucción de la felicidad de los seres humanos. Suele aplicarse simplemente por la vía de alejar a los hombres de sus propias aspiraciones haciéndoles creer aviesamente que la competencia va a proporcionarles el cielo. Si dicha ley está resultando tener bastante buena acogida puede ser  debido a que tampoco la supuesta tendencia natural a la felicidad ha demostrado nunca que se alcance tierra prometida alguna. 

Cuentan que dos caminantes se encontraron por la misma senda.

"- ¿Qué meta buscas, hermano?, le preguntó uno al otro.
 - Una ciudad llamada felicidad, pero nadie me sabe dar razón, respondió el interpelado.
 - ¿Has probado a mirar que no sea una ciudad sino algo más superior?
 - También, pero aquello hace tiempo que me fui imposible de encontrar.
 - No se lo digas a nadie, pero por un precio módico puedo indicarte el camino.
 - ¿Y cómo sé que no me estás engañando?
 - Muy fácil, me acojo a las leyes de regulación de la competencia.
 - Ah, ¿cuánto me pides entonces? Pero eso sí, garantízame que la felicidad será de la mejor calidad.
 - Eso está hecho. La competencia preserva la calidad de todos sus productos."



Basura




Basura, s. Una de las creaciones culturales más representativas de las sociedades occidentales modernas. De haber conocido el sabio Arquímedes tal fenómeno acaso hubiera enunciado un principio análogo a éste: Todo cuerpo sumergido en la basura experimenta un descenso irreparable a las profundidades del contenedor donde ha caído. Dicho principio podría también proyectarse metafóricamente en orden al comportamiento colectivo: Todo cuerpo social sumergido en el basurero de su propia historia experimenta un empuje en caída libre hacia el vacío con escasas posibilidades de salvación. 



Desgracia



















Desgracia, s. Mal gobierno.

"- ¿Qué hemos hecho para que nos toque en suerte esta ralea de personajes públicos?
 - Votarlos. ¿Le parece poco?"



Laico



Laico, adj. Calificativo que se aplica al antiguo fiel religioso que a través de una esmerada tarea de higiene mental ha conseguido sacarse la roña doctrinal de encima.



Misántropo



Misántropo, s. Individuo que oculta su profundo amor por la humanidad haciendo creer que está por encima o más allá de ella.

"- Usted resulta ser un misántropo visceral amigo mío.
 - Oh, no sé por qué dice eso, pero siento que los humanos reclaman generosamente la expresión de mis vísceras."



Utopía



Utopía, s. Propuesta de consolación de visionarios, revolucionarios de sofá y cristianos obsesionados por encontrar a través de su religión lo que ésta no puede dar.


Revolucionario
























Revolucionario, s. Miembro perteneciente a una especie extinta caracterizada por su extrema ingenuidad, una voluntariedad generosa, teorización exacerbada y unos métodos incapaces de llegar a ninguna parte. Dicha especie resultó ser muy abundante y hasta heroica durante los dos últimos siglos, en los que consiguió grandes éxitos de los cuales se beneficiaron los detentadores de poder tradicionales y algunos clanes emergentes de esa especie que supieron aprovechar el tirón para convertirse en nueva clase o en gestores dominantes e incluso déspotas. Es muy significativa la peculiar mística con la que los revolucionarios se han dotado habitualmente, convirtiéndola con frecuencia en un fin en sí misma, al modo de un nuevo estilo de religio del que les compensa y a la que acuden en esos momentos de noche oscura en que la humanidad no se acuerda de ellos.

"- Yo era antes un revolucionario, y no me arrepiento.
 - ¿Ya no se atreve ahora a serlo?
 - Nosotros cumplimos nuestro papel, lo cual creo que nos honra.
 - ¿Quiere decir que ya no es preciso ser revolucionario?
 - Quiero decir que escribimos la historia.
 - Habla como si la historia se hubiera terminado.
 - En cierto modo (y bajando la voz) pues no sabemos continuarla."




Soledad




Soledad, s. Posesión de los propios vacíos.

"- Es tan preocupante verle siempre tan solo, estimado amigo.
 - No, no lo sienta en absoluto, estoy siempre muy ocupado por mí mismo."


Cuchillo




















Cuchillo, s. Antiguo elemento simbólico, cuyo filo ha producido estragos en la carne de animales y hombres. Aunque unas veces ha sido utilizado como arma y otras como herramienta, no hay que desdeñar el papel que ha cumplido como amenaza gestual. En este sentido es muy conocido cierto pasaje bíblico en que Abraham estuvo a punto de hundir un cuchillo en el cuerpo de su hijo Isaac para ofrecer la vida de éste a su dios. A Dios le bastó un simple gesto para ordenar detener la sangre del inocente. No obstante, no siempre la actitud de Dios se ha mantenido ecuánime o bien cambió de mentalidad, pues es sabido que en otro de los relatos bíblicos incluido entre los llamados de nuevo testamento, permitió que degollaran al Cordero, metáfora usada para nombrar a su propio Hijo, según el mito. La diferencia formal reside en este último caso en que se escogió como arma ejecutora un instrumento de tortura. De no haber sido así los interiores y las torres de templos, así como la iconografía multiplicada hasta el infinito, hubieran estado presididos por un cuchillo más o menos sofisticado, en lugar del archisabido elemento de tortura que ha perdurado a través de los siglos, convirtiéndose una vez más en intimidación gestual.



Historia




Historia, s. 1. Narración de acontecimientos improbables, cuando no fantasiosos, de cuyo ejercicio suelen hacer profesión algunos destacados miembros de universidades así como de las llamadas academias del saber. Muy recurrida por parte de tertulianos y plumillas que colaboran en los medios de propaganda y comunicación, respondiendo a la voz de sus amos. Sobre los supuestos conocimientos imprecisos que proporciona no suele haber consenso, salvo en el vino ofrecido como presentación de los infinitos libros que se escriben al respecto con objeto de entretenimiento.

2. Excusa utilizada por los dictadores de armas y por los déspotas democráticos para justificar sus corruptelas, desatinos y mala gestión pública en general. 

"- A pesar de los agoreros, el futuro y la historia nos darán la razón, dijo en plena campaña electoral el líder del partido más votado, de modo repetido, en cada uno de los últimos concursos electorales.   
 - ¿No cree usted  -le interrumpió un periodista- que ya va siendo hora de que también los ciudadanos se la den?
 - Los ciudadanos nos la dieron hace tiempo con sus votos y no hay más que decir. 
 - Pero la historia puede hacer que cambien las tornas, replicó el agudo y arriesgado reportero. 
 - Mire usted, joven, aclaró calmo el político. Respecto a la historia estamos estudiando la manera de modificar los estatutos del partido para incorporarla a nuestras filas; eso sí, respetando sus peculiaridades."





Corrupción





















Corrupción, s. En biología social, dícese de aquella simbiosis que se establece entre los negocios y la política, y cuyas características más definidas son: la invisibilidad, la utilización de todos los recursos públicos precisos para fines privados, el reparto insaciable, el derecho de admisión limitado y, llegado el caso, la extorsión. En ocasiones alguno de estos componentes desequilibra la relación biológica establecida, bien porque se rompa el pacto de silencio, porque la codicia se vuelva más exigente o porque los beneficios no alcancen los objetivos previstos. Es de señalar que suceda lo que suceda a continuación los miembros que han formado parte de dicha simbiosis, al menos aquellos más consolidados, salen con la cabeza bien alta y sin mayor incidencia respecto a la salvaguarda de buena parte de sus bienes.   



Infernal















Infernal, adj. Todo padecimiento agudo del que, si se cumpliera lo comúnmente admitido, nadie podría salir. No obstante, al tener lugar en este mundo a veces es posible abandonarlo con éxito, por muy extrema que sea la circunstancia. Benditos sean aquellos que lo consiguen.

"- Soldados, inicien el asalto, adelante, ordenó con su voz aguardentosa el sargento Brook desde la trinchera. Les espera la gloria.
El soldado Fields no se movió, mientras sus compañeros saltaban hacia la muerte segura.
 - ¿Qué hace usted ahí todavía, soldado?, le increpó el sargento. Muévase.
 - Si no tiene inconveniente, sargento, le respondió nervioso el buen Fields, prefiero permanecer en el infierno antes que probar la gloria.
 - Ya somos dos, masculló por lo bajo el energúmeno Brook."  



Rebelión



















Rebelión, s. 


1. En países africanos de antiguo dominio colonial europeo, manera de proporcionar el poder a los religiosos de la media luna o a clanes militares. Conocida también con el eufemismo de primavera

2. En los países europeos de tradición católica, rabieta.

3. En las empresas laborales, fórmula que no pasa de un puñetazo en la mesa del director y que conduce al despido.


Patera




Patera, s.

1. Infamia

2. Embarcación de tamaño variable en la que los miserables de la Tierra pretenden atravesar Océano para alcanzar mejor costa, si bien con fortuna diversa. Para muchos ésta es tan adversa que solo logran pasar la laguna Estigia.



Suspiro




Suspiro, s. Sentimiento de felicidad abortado. 

"- Mi estimada Marquesa de Clercy, la nobleza de la edad transforma su porte. No hay duda de que cada día que pasa retorna a los mejores años de su primera madurez, Ilustrísima Señora.  
 - Oh, qué halagador y bondadoso es, amigo mío; ay, si usted supiera...
 - No hablo por hablar, digo solo lo que siento.
 - Ah...respondió la marquesa emitiendo un significativo y largo suspiro."  



Beodo



















Beodo, s. Místico en estado de entrega absoluta a la naturaleza divina. 

Omar Jayyam expresó con sus Robaiyyat el alma del beodo:

"A los labios del jarro uní ansioso mis labios
pidiéndole una ayuda para mi larga vida;
sus labios en mis labios, me dijo sigiloso:
bebe vino, que al mundo nunca más volverás."



Silbido




Silbido, s. Conversión del aire-palabra en aire-vacío. Si bien la palabra también requiere una determinada cantidad de aire para ser emitida, el silbido es simplemente un gesto reflejo procedente de la antigua y noble condición humana del pastoreo. Muy utilizado hoy día por animales de la recua humana para hacerse notar en medio de la afluencia de la masa, ya sea en estadios deportivos, en los centros de enseñanza o entre el tráfago generalizado de las urbes. Cuando su volumen resulta ensordecedor y se manifiesta con intensidad agresiva se denomina pitada. Si la palabra altisonante y el silbido estrepitoso se alían dan paso a una variante, el mal llamado lenguaje del energúmeno


Ver también energúmeno.



Prójimo




Prójimo, s. Vocablo contradictorio y extraño, de uso aleatorio, pues aun proviniendo etimológicamente del latín proximus, el personaje al que adjudicamos el término ordinariamente lo sentimos lejano y distante, y en ocasiones desearíamos que no existiera. "No puede usted ignorar a su prójimo, recomendó el juez al acusado. ¿Cómo quiere que lo ignore, señor juez, si para mí no ha existido nunca?, respondió humildemente el reo."




Bandera




Bandera, s. Tradicionalmente vestimenta ad hoc que se colocaban de inmediato las madres, hermanas y esposas en tiempos de guerra cuando devolvían al padre, al hermano o al marido con los pies por delante (si lo devolvían) 

En tiempo de paz adorno que cuelga de fachadas de organismos oficiales para dar algo de colorido a los ya de por sí grises establecimientos de la administración del Estado y provincias. Se cuenta que cierto edil de una municipalidad histórica propuso en un pleno sustituir la tradición de las banderas por un abigarrado jardín colgante en las balconadas, a lo que el alcalde, del partido contrario, le espetó: ¿y quién las va a regar cada día? ¿Usted? De lo que todos dedujeron que el fin de las banderas residía en la comodidad sostenible y el consiguiente ahorro para las arcas del consistorio (de ahí que siempre se muestren las banderas descoloridas, enredadas y exhibiendo grandes jirones) 







Abstención



Abstención, s. Procedimiento por el que el cuerpo social va dejando de recibir oxígeno. Suele producirse esta situación enfermiza en medio del proceso electoral de un país, aunque no es solo propia del mismo. Con frecuencia la abstención se traduce también en desinterés, apatía y carencia de sentido de la participación colectiva. El desenlace es fatídico. No tanto porque el resultado sea la muerte definitiva de la sociedad, que no suele serlo, sino por instalarse en ella un vivir en estado permanente de envenenamiento. Siempre hay elementos nocivos y extremadamente virulentos que encuentran su caldo de cultivo en las circunstancias de septicemia cultural y política más extremas. Se alimentan de la degradación, de la intolerancia y de la imposición de la fuerza, contando con el camino expeditivo para campar a sus anchas. Aunque a la larga la sociedad logra sobreponerse  -contando por el camino innumerables muertes, heridas y abandonos múltiples-  el mal está hecho.




Seso




Seso, s. Ver sexo.



Vicio





Vicio, s. Propiedad fieramente humana que, no sabiendo muy bien por qué, se suele vender como enfrentada a Virtud. Dícese también de aquella conducta que nadie reconoce pero todo el mundo practica en mayor o menor medida, dotada de efectos imprevisibles sobre la salud corporal o social. "Es usted un hombre de vicios inconfesables, don Ernesto, le dijeron en la tertulia. ¿Cómo lo saben ustedes?, respondió el interpelado. Mientras yo no lo admita soy un hombre de virtud y fuera de toda sospecha, acalló las críticas."



Estética




Estética, s. Antigua virtud hoy prácticamente ausente, si bien aún no es comprobable si se encuentra definitivamente desaparecida o si es posible su recuperación. Durante bastantes siglos supuso una mirada abierta y proyectiva sobre la obra del hombre. Ya el fenómeno de su ausencia debió ser detectado por Federico García Lorca y así lo hace constar en su Baladilla de los tres ríos:

¡Ay, amor
que se fue por el aire!
¡Ay, amor
que se fue y no vino!



Mal




Mal, s. Monosílabo que a su sola mención nos ponemos a temblar. Jamás un monosílabo pudo expresar en nuestra lengua tanto y produciendo tal pavor, si exceptuamos el término pis que, de modo análogo, pertenece a esa parte circulante que sobra en nuestro cuerpo y que hay que depurar con frecuencia si no queremos que nuestro organismo se envenene.



Demonio




















Demonio, s. En el mito judeocristiano, personaje de la misma edad pero de más sabiduría y afabilidad que Dios. En contra de lo que proclama el guión no está comprobado que este fuera antes que aquel, del mismo modo que no acaba de estar claro quien fue primero, si el huevo y la gallina. Mucho más cercano a los hombres, Demonio protagoniza todos sus actos, otorgando así justificación para la existencia de los teólogos y de los clérigos, y facilitando de paso que conozcamos el verdadero rostro de estos.


Apatía





Apatía, s. Estado improbable en la naturaleza, a excepción de la del género humano. En ciertas sociedades caracterizadas por una alta cota despersonalizadora de consumo,  la apatía se ha revelado como el subproducto ideológico por excelencia.

Supuestos investigadores señalan que es probable que desde el código de barras de los productos ya esté mutando al código genético de los individuos, sin que nadie sepa con certeza si será posible una vuelta atrás. En mi humilde opinión, el proceso de metamorfosis puede detenerse de dos maneras: o bien por una reacción de cordura colectiva y urgente o bien desembocando en la pobreza. Ya que la primera opción denota un grado de voluntariedad que no es asumido ampliamente la salida no parece muy factible. Lo cual daría paso a  la segunda posibilidad, harta y desgraciadamente lamentable, que podría empezar a dibujarse a corto plazo y con alto riesgo.



 

Narcisista























Narcisista, adj. Seguidor de la religión donde se rinde culto al ombligo. La particularidad es que sus fieles se atraen y se repelen alternativamente, debido a la dura y competitiva exigencia doctrinal a que se ven sometidos. No obstante, ante el enemigo infiel y para promocionar su catequesis, suelen hacer piña. Antiguamente su iniciación les llevaba a admirarse a la orilla de un río de aguas mansas. En la actualidad suelen disputarse platós de televisión, presidencias de consejos de administración, cátedras, mostradores de librerías y direcciones generales de ministerios desde donde se contemplan en la mirada colectiva de telespectadores, empleados, alumnos, presuntos lectores que no les leerán jamás  y vasallos de variada condición. Toda su obsesión es subir puestos, escalar a lo más alto y rozar las estrellas, sin caer en la cuenta de que cuanto más estratosféricamente se encuentren el resultado de una caída es más fatal y menos anónima que en un río.



Correveidile




Correveidile, adj. Asombrosa palabra con pretensiones de acertijo y también de trabalenguas, que ahorra trabajo a la Real Academia ya que se explica con facilidad por sí misma. Pertenece al lenguaje coloquial y es amiga próxima o incluso íntima de otros vocablos tales como pelota, chivato, acusica, alcahuete, soplagaitas, delator, tiralevitas, desleal o chaquetero, todas ellas de hondas y extensas raíces históricas, y que vienen a aseverar una determinada conducta cipaya y bellaca entre cierta ralea inmoral de la ciudadanía patria.





Ansiedad




Ansiedad, s. Estado de perversión cómplice del cuerpo cuando no obtiene lo que pretende. En ocasiones alcanza una alta cota de escenificación que busca que se le trate como enfermo, tal vez no tanto para evitar hacer frente a las causas como para regodearse en la lástima que desea producir en su entorno. Los profesionales que llaman de la psiquiatría lo consideran como un nivel superior de la infantil pataleta, con el agravante de que entran en acción todo tipo de sustancias a las que denominan ansiolíticos y que sirven para prolongar la irresolución de los problemas con uno mismo.

"Si no me quieres me mato, gritaba desde el balcón de su casa el inquilino del noveno. Asustados, los vecinos llamaron a la policía, a los bomberos e incluso a un rabino que pasaba por la calle. Se formó el consiguiente cordón de seguridad, extendieron la lona hinchable, subieron los bomberos para tratar de apaciguar al gritón, que seguía amenazándose a sí mismo. Incluso se temió lo peor, que hubiera cometido un uxoricidio, en medio de la ansiedad galopante que mostraba, rayana en la demencia.

Cuando entraron en el piso, ya el hombre con un pie fuera del alero, los gritos arreciaron. Mientras los policías recorrían la vivienda, en busca de mayores desgracias, el hombre lanzó un bramido aterrador: o serás mía o no serás de nadie, clamó mientras acusaba con su índice excitado y fuera de sí a la gata subida encima del armario."

(Crónica del periódico local La voz de los pagos, firmada por Isaac Bento) 


Onomatopeya





Onomatopeya, s. Popurrí vocal que tenemos los humanos  a través del cual pretendemos dialogar con los animales o hablar en su nombre sin el menor recato ni pedirles consentimiento. No conformes con oralizar, al modo que percibe nuestro oído, que varía según lenguas y culturas de la madre tierra,  los maullidos, ladridos, mugidos o gruñidos, osamos a veces representar también el sonido del gozne de una puerta, el de una campana o el alevoso motor de explosión de un vehículo con el consiguiente resultado ridículo cuando no estremecedor. Está tan extendida esta práctica conversacional que algunos filólogos de la posmodernidad la llaman ya metalenguaje, por lo que no es de extrañar que en ocasiones llegues a una casa y solo escuches de los miembros de la familia un concierto de sonidos animales, vegetales o artificiales entremezclados que, sin querer, te arrastra y en el que acabas entrando inadvertidamente al trapo.


Compañía




Compañía, s. Ejercicio de compartir soledades.


Vigilia




Vigilia, s. Estado de revelación nocturno en que el mundo se te viene encima, el diablo acecha con sus perrerías y la carne se hace sentir frágil. El desenlace suele ser que el Yo desvelado queda maltrecho y con escasas posibilidades de salir victorioso de la contienda con sus Circunstancias.

Letra



Letra, s. Dispositivo elemental de una maquinaria denominada Alfabeto, en creciente desuso, salvo a la hora de extender una carta de embargo o redactar un currículum.

Ver también letra pequeña.



Letra (pequeña)




Letra (pequeña),s. Aquellos renglones redactados con jerga indescifrable y en caracteres minúsculos, en el documento de compra de un seguro o de un producto bancario, sin que el vendedor aluda a ellos cuando se efectúa la transacción comercial. Suelen ser motivo de frustración, sensación de engaño y rabia incontenible cuando se descubre lo que se ocultaba en ellos.



Palabra
























Palabra, s. Ardid.

Cita San Juan, 1,1: "En el principio era la Palabra, y la Palabra estaba con Dios y era Dios".

A partir de esta interpretación y tras el desarrollo de todo lo que ha tenido lugar en su nombre creo que se entiende mejor la definición.



Lectura




Lectura, s. Uno de los dos principales vicios solitarios que ciertos seres humanos suelen practicar de manera recurrente.


Sílaba





Sílaba, s. Cada uno de los arpegios que forman la música de una palabra. En ocasiones su recorrido se descompone en sentimientos arrebatadores de alta entonación y comprometedora armonía. Significativo el magisterio que Vladimir Nabokov sentó al comienzo de su célebre novela:

Lolita, luz de mi vida, fuego de mis entrañas. Pecado mío, alma mía. Lo-li-ta: la punta de la lengua emprende un viaje de tres pasos desde el borde del paladar hasta apoyarse, en el tercero, en el borde de los dientes. Lo.Li.Ta. 

Pura fonética del amor.




Perro




Perro, s. Antigua divinidad de las primeras civilizaciones urbanas cuyo culto el cristianismo no logró erradicar. Su veneración ha manifestado un incremento durante los últimos años en nuestras ciudades, si bien se ha diseñado un estilo de vida para el animal paralelo a su dueño, que le asemeja arriesgadamente más a éste y tiene menos concomitancias con sus antecesores Berganza y Cipión. Son sobradamente conocidas sus exhibiciones públicas matutinas y vespertinas a cargo de jovencitas, amas de casa en edad avanzada y jubilados, que los llevan convenientemente aseados y dotados de una correa extensible cuya acción y retracción suele traer loco al can, cuando no al viandante. 

Probablemente este auge reciente de la ideología del ponga un chucho en su mesa tenga que ver con un viejo pensamiento de Sartre. Aquel que decía: Dios es la soledad de los hombres. Vuelta la oración por pasiva, es la soledad de los hombres la que reclama el consuelo del noble animal, ya que parece cada vez más difícil el entendimiento y la comunicación entre los seres humanos. En este sentido, es de apreciar positivamente que la soledad doméstica haya reclamado un retorno a la vieja deidad canina en estos tiempos en que la ficción monoteísta no aporta nada a las almas solitarias.