Competencia, s. Ley de la destrucción de la felicidad de los seres humanos. Suele aplicarse simplemente por la vía de alejar a los hombres de sus propias aspiraciones haciéndoles creer aviesamente que la competencia va a proporcionarles el cielo. Si dicha ley está resultando tener bastante buena acogida puede ser debido a que tampoco la supuesta tendencia natural a la felicidad ha demostrado nunca que se alcance tierra prometida alguna.
Cuentan que dos caminantes se encontraron por la misma senda.
"- ¿Qué meta buscas, hermano?, le preguntó uno al otro.
- Una ciudad llamada felicidad, pero nadie me sabe dar razón, respondió el interpelado.
- ¿Has probado a mirar que no sea una ciudad sino algo más superior?
- También, pero aquello hace tiempo que me fui imposible de encontrar.
- No se lo digas a nadie, pero por un precio módico puedo indicarte el camino.
- ¿Y cómo sé que no me estás engañando?
- Muy fácil, me acojo a las leyes de regulación de la competencia.
- Ah, ¿cuánto me pides entonces? Pero eso sí, garantízame que la felicidad será de la mejor calidad.
- Eso está hecho. La competencia preserva la calidad de todos sus productos."
"- ¿Qué meta buscas, hermano?, le preguntó uno al otro.
- Una ciudad llamada felicidad, pero nadie me sabe dar razón, respondió el interpelado.
- ¿Has probado a mirar que no sea una ciudad sino algo más superior?
- También, pero aquello hace tiempo que me fui imposible de encontrar.
- No se lo digas a nadie, pero por un precio módico puedo indicarte el camino.
- ¿Y cómo sé que no me estás engañando?
- Muy fácil, me acojo a las leyes de regulación de la competencia.
- Ah, ¿cuánto me pides entonces? Pero eso sí, garantízame que la felicidad será de la mejor calidad.
- Eso está hecho. La competencia preserva la calidad de todos sus productos."