Bandera, s. Tradicionalmente vestimenta ad hoc que se colocaban de inmediato las madres, hermanas y esposas en tiempos de guerra cuando devolvían al padre, al hermano o al marido con los pies por delante (si lo devolvían)
En tiempo de paz adorno que cuelga de fachadas de organismos oficiales para dar algo de colorido a los ya de por sí grises establecimientos de la administración del Estado y provincias. Se cuenta que cierto edil de una municipalidad histórica propuso en un pleno sustituir la tradición de las banderas por un abigarrado jardín colgante en las balconadas, a lo que el alcalde, del partido contrario, le espetó: ¿y quién las va a regar cada día? ¿Usted? De lo que todos dedujeron que el fin de las banderas residía en la comodidad sostenible y el consiguiente ahorro para las arcas del consistorio (de ahí que siempre se muestren las banderas descoloridas, enredadas y exhibiendo grandes jirones)
Aplaudirle aquí desde donde me encuentro es lo que me queda. Me saco el sombrero y lo echo al vuelo.
ResponderEliminar¡¡ Maravilloso blog !! me encantó, estaré por aquí muy a menudo. Graciass
ResponderEliminarInma
Elucubraciones de romanticismo patrio. Exaltación de veneno belicista. Lo que importa son las mujeres de bandera, las otras devociones solo acrecientan un idealismo tendencioso.
ResponderEliminarEl titulo del blog te hace creer que vienes a otra cosa... pero te encuentras con una sorpresa muy grata. ¡Volveremos!
ResponderEliminarSaludos de un enfermo con trastorno de identidad disociativo
en algún caso, puede ser controvertido, pero si lo es, viene de un esfuerzo intelectual
ResponderEliminarque merece la pena leer y en cierta medida, divertirse irónicamente
gracias por compartir
saludos desde Uruguay
audaz,mordaze inteligente forma de interpretar lo que nos rodea,,,desde mis horas Rotas , saludos...j.r.s.
ResponderEliminar